Es entendida como la capacidad de la carpintería para que no entre agua a pesar de condiciones adversas en el exterior.

Depende del tipo de apertura, pero todos los sistemas comparten la filosofía de un cierre exterior bueno por el que se filtra poco agua, un canal que recoge ese poco agua, unos desagües que lo evacúan hacia el exterior y un cierre interior para lograr hermeticidad.

En el ensayo, lo que se hace es rociar agua e ir aumentando la presión de aire en el exterior progresivamente, cuando entra agua se detiene el ensayo y el escalón anterior es su clasificación.

A día de hoy sólo defectos de fabricación pueden ocasionar problemas en este aspecto, salvo exposiciones especialmente duras como acantilados, cañones muy ventosos, y lugares similares.